Los pies esperan en el suelo. De cera, flacos, jóvenes. Al lado, de rodillas, ella desciende al infierno que le impones. Llora y te implora. Pide por favor que la perdones. Te acaricia la mano y tú la rechazas. Una manta de pelo negro le cae sobre la cara. Se sorbe los mocos. Dice: «LoLeer más
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