Cuando sonó el timbre apenas quedaba un bocado de sándwich mixto. Por alguna razón los McNamara consideraban a Tom Mallory un tipo digno de su confianza. —Nos marchamos el fin de semana a esquiar, Tommy —Phil McNamara era de esos que parecían alojar una flauta bajo la lengua—. Pasarás estos días aquí, ¿verdad, Tommy? —TambiénLeer más
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.