No sé nadar. Mi padre intentó enseñarme de pequeño lanzándose a un mar de cristales rotos y llevándome con él agarrado por el pecho. Pero eso no sirvió para enseñarme a nadar. Mi madre intentó que perdiera el miedo empujándome a un mar de espinas de rosas por sorpresa, cuando menos lo esperaba. Pero esoLeer más
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