Como el reclamo de un almuédano, se derrama la advertencia del neopadre: «¡Es el reflejo de Moro el único miedo que voy a permitir!». Y esto es así porque ante el único temor no aprendido, el único inevitable, a un hombre sólo le resta asistir resignado, como el que oye el huracán en la lejaníaLeer más
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