Cuando recibí el correo de Leila lo primero que pensé fue: «Esto va a ser lo de siempre, los majaras de sus amigos disfrazados de lo primero que pillen y haciendo el imbécil por todo el garito». Cerré el portátil con la sensación de tener mil años dentro de mí, de ser un carcamal alLeer más
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