– Bueno –dice de repente el tal Alfonso, echándose un poco hacia atrás en su silla –, yo ya he terminado. Ahora Miriam te va a preguntar otras cosillas, ¿vale, Miguel? – Perfecto –respondo. Perfecto, los cojones. La silla que me han dado chirría cada vez que me muevo, la hebilla del cinturón se meRead more