He subido a la línea 30 en el Prado por razones que mejor no desvelo. Guía el bus una conductora, y eso me parece moderno, me gusta, el acceso de la mujer a puestos copados por los hombres y tal. La pasajera sentada detrás de mí empieza a hablar dirigiéndose a todos los presentes, queLeer más
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