Me detengo en seco, el cartel de SE VENDE me desacelera como un coche que se queda sin gasolina. Tengo poco tiempo (como siempre). Son las 8:45 horas. Acabo de dejar a los niños en el aula matinal. Cuando los he bajado del coche me he frotado tres veces los oídos, pensé que me habíaLeer más
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