Joaquín Dholdan, escritor: “Mi cuento ‘La maldición de Bengoechea’ tuvo una gran repercusión”.
23/01/17. Revista Granizo. Enlace del artículo.
Nació en el Cerro en 1969. Vive en Sevilla, España, desde hace 15 años. Manejó ambulancias, fue actor, vendedor puerta a puerta, trabajó en radio y salió en Carnaval, donde también fue letrista. Ha publicado cuentos, novelas y libros ilustrados. Escribió obras de teatro que se han presentado en Uruguay, Argentina, Méjico, Puerto Rico y España. Publicó crónicas y columnas en distintos medios, es miembro del Colegio de escritores de España (Sede Andalucía) y conduce un programa radial. Por influencia del dentista del club Cerro (el equipo de sus amores) se hizo odontólogo y como tal atendió a distintas comunidades en Senegal y el desierto del Sahara. Tiene un programa radial en una FM de España llamado “Diálogos comanches” y una vez por mes otro llamado “Música oriental”, donde comparte y difunde canciones uruguayas. En marzo de 2016 presentó en Montevideo su libro “Cómo desactivar a un hombre bomba” y estrenó en el Teatro Victoria su obra “Castigo del cielo”, que vuelve a escena en este febrero de 2017. Su protagonista, Diego Artucio. estuvo nominado al premio Florencio a mejor actor por su papel. Actualmente es columnista del sitio Montevideo.Com y escribe una columna de fútbol en “La colina de Nervión”, un portal del Sevilla FC. Su cuento “La maldición de Bengoechea” fue incluido en “El derbi final”, un libro colectivo de 14 escritores del Sevilla y 14 del Betis. En noviembre publicó “Cuentos Orientales”, un libro de cuentos relacionados con Uruguay, y “Cuentos africanos”, una recopilación de artistas de Senegal.
Joaquín Dholdan es hijo de un albañil y una ama de casa y vivió en el Cerro hasta que se casó. Cuando tenía siete años les dijo a sus hermanos mayores que quería ser escritor, pero le auguraron un mal futuro económico. Aún recuerda la primera paciente que atendió como dentista. Fue en la Facultad, a una mujer casi indigente. Aquello fue una experiencia que lo marcó. Luego siguió con trabajadores vinculados a la pesca. Parte de esas historias las volcó en “Estuario”, una de sus novelas. En España – donde llegó “con su familia y dos maletas” – fue docente y coordinador de dos masters en una Universidad antes de poder ejercer como odontólogo. Estuvo vinculado a una ONG y luego instaló su propia clínica buscando una odontología “más humana, más holística”. Y empezó a escribir. Libros de cuentos (“La cita y más artículos para dentistas”), novelas (“Héroes rotos”, “Cruzar la muralla”, “El murguista muerto”), libros ilustrados (“Fantasmagórico”), libros científicos (“Manual de introducción a la odontología”) y obras de teatro (“Ella, Kafka”, “Adiós mundo cruel”, “Fantasmas bajo mi cama”, “El Greco pinta al Gran Inquisidor”), estrenadas en Uruguay, Argentina, México, Puerto Rico y España. Publicó artículos, crónicas, columnas y micro-relatos en revistas de papel y digitales en varios países. Sus referencias literarias van desde Juan Carlos Onetti, Delmira Agustini o Felisberto Hernández hasta Roberto Bolaño, Alejandro Dolina, Idea Vilariño y Mario Levrero.
Ahora que se repondrá “Castigo del cielo”, que tiene en su staff a Natalia Lambach, una actriz con Síndrome de Down. ¿Qué balance hacés de aquella primera experiencia?
Una maravilla. Tuve la suerte de estar allí para el estreno y ver las siguientes funciones y disfrutar la magia que lograron Fabricio Galbarni, Diego Artucio y Natalia Lambach. Ver la gente salir conmocionada, llorar y reír. La sala llena, buenas críticas, todo conspiró a favor. Es una obra llena de emoción, puro teatro. Eso es el teatro, un lugar donde la actuación pura cuestiona la realidad. La gente salía modificada y se lograba uno de los objetivos, el público no sólo veía una actriz con Síndrome de Down, veía una actriz. Y se cuestionaban las bases de nuestras creencias, de nuestras relaciones, de nuestros límites. Y te lo digo sin pudor porque creo que más allá del texto , el teatro se hace con valentía, y ellos y ellas fueron valientes. Natalia hablando de su Síndrome de esa forma directa, Artucio – que por algo fue nominado al Florencio por su papel en esta obra – rompiendo perjuicios, y Fabricio no se quedó con su rol de director sino que se adjudicó un papel secundario (que originalmente no estaba en el texto) para estar en escena. Para mí fue un acto de amor y entrega a la obra.
¿Por dónde va “Diálogos comanches”, el programa de FM que te tiene como conductor? ¿Y “Música oriental”?
“Diálogos Comanches” es un programa que patrocina la Asociación Colegial de Escritores de España. Comenzó siendo un evento que se hacía en centro culturales, que me pidieron que lo condujera. Consistía en un “debate” entre artistas de diferentes disciplinas. Era tan interesante que me ofrecieron hacerlo en radio y así comenzó hace ya tres temporadas (rumbo a la cuarta) Me dieron total libertad y para mí es una suerte sentarme una vez por semana con pintores,bailaoras, cantantes de todos los géneros, actrices y actores, escritores/as, poetas, siempre son tres o cuatro diferentes y de diferentes disciplinas y hablamos de la obra de cada uno y de los procesos creativos y de la sociedad y la cultura. Es un programa de culto pero lejos de lo intelectual es muy divertido, muy dinámico, yo le rompo la solemnidad porque creo que para que sea interesante debe ser divertido y paso la música que me gusta. De ahí que otra radio de la ciudad me ofreciera hacer “Música oriental”, que es una entrega mensual de música uruguaya con una columna de humor que hace Leo Pereyra desde Montevideo. Ahí el desafío es hacer el más completo muestrario de música para que sea difundida por estos lados. La gente alucina cuando descubre a (Fernando) Cabrera, a Darno (Eduardo Darnauchans), a (Alfredo) Zitarrosa, al Cuarteto de Nos, a Totem, (Eduardo) Mateo, Opa, El Kinto, Milongas Extremas, Mariana Lucía, Julián Marchante, etc. El desafío es recorrer todos los géneros (he pasado a Gerardo Nieto, Pecho e Fierro y (Leo) Masliah). Lo podría hacer diario, es un locura la música que tenemos. A la gente de la radio la tengo sorprendida!
¿Cómo es tu vínculo con la comunidad de uruguayos?
“Música oriental” tiene el apoyo de la comunidad de uruguayos en Sevilla y en Córdoba. Pero lo cierto es que con los años descubrís que sólo la nacionalidad no es suficiente para entablar una relación. Mis amigos uruguayos están en Uruguay, acá mis amigos son de todos lados, y los más cercanos ni siquiera tengo claro de dónde son.
¿Cómo se dio lo de “La colina de Nervión”? ¿Qué tipo de temas “futbolísticos” abordas?
A raíz del libro de fútbol “El derbi final” tuve mucho contacto con el mundo del fútbol, a mi me encanta escribir, de todo, pero por ejemplo las columnas, de música, cultura, opinión y fútbol siempre me atrajeron. Lo de la “Colina..” surge de mi amor al Sevilla. Nunca pensé que otro equipo, aparte de Cerro, me hiciera sentir eso pero me hice bígamo. Tengo grandes amigos que me acercaron mucho, tengo relación de amistad con algún jugador, trabajé en un proyecto de salud en las escuelas que hizo el club, en fin, desde que llegué estuve vinculado al Sevilla. Cuando se dio lo de la “Colina” me gustó hablar de fútbol sin caretas, diciendo de qué equipo es quien opina, esa subjetividad me encantaría verla en los medios. Sobre todo doy la perspectiva de un sudamericano y creo que eso enriquece, todo toma otra dimensión cuando uno se crio con la referencia del Maracanazo, con el amor a la camiseta, con el fútbol de barrio. El Sevilla siempre tuvo mucha relación con nosotros, el equipo que subió de Segunda División era conocido como el “Sevilla de los uruguayos”, y por el Sevilla pasaron Bengoechea, Inti Podestá, Germán Hornos, Nicolás Olivera, Marujo Otero, Chevantón, Cristóforo, etc. Pero mi columna es de protesta sobre lo injustos que son los medios con los “cuadros chicos”, es una columna de denuncia contra el fútbol moderno.
¿Seguís desde allá el fútbol uruguayo? ¿Y a tu querido Cerro?
Por supuesto, de hecho en mi columna hablo de Cerro. ¡En una hasta pedí que ficharan a Líber Vespa! (risas) Yo también juego al fútbol sala los lunes y para mí todo es lo mismo: reivindicar la magia de jugar a la pelota. Muchos domingos son de vértigo, veo al Sevilla y escucho a Cerro. A veces tengo alegrías dobles, o a medias. Soy bígamo, lo confieso, pero también es cierto que cuando me preguntan de que equipo soy hincha lo primero que digo es Cerro.
Justamente, ¿de qué trata “La maldición de Bengoechea”?
Es un cuento que habla de todos los uruguayos que pasaron por Sevilla. en especial del Profe, que aquí es muy querido, el cuento es un homenaje a él, y al fútbol en general.
¿Y por qué has comentado que está teniendo mucha repercusión?
Creo que sorprende porque el “Derbi Final” es un libro sobre la rivalidad del fútbol en la ciudad, todos los cuentos hablan de los clásicos y el mío también, pero va por otro lado. Como es un cuento con cierto misterio no puedo contar mucho pero creo que como habla de un tipo muy respetado llama la atención, incluso entre los béticos. Siempre pienso que le haría muy bien a todos los clásicos que existiera un libro así. Imagínate 14 escritores de Nacional y 14 de Peñarol en un mismo libro con cuentos sobre el clásico. Tremendo desafío. Nosotros pudimos pero hubo que remar todo un año, juntamos a los mejores escritores y escritoras de la ciudad. Hay hasta un cuento de un jugador: Coke, el “héroe de Basilea”, que le hizo dos goles al Liverpool en la final de la UEFA.
¿Y qué tipos de cuentos se encuentran en “Cuentos orientales”?
Hay de todo: de amor, desamor, misterio, viajes, fantasmas, otros inclasificables. Tienen en común estar relacionados o ambientados en Uruguay. Causan mucha sorpresa, siempre dan un giro. Mi idea era reivindicar el cuento y a la vez es un canto de amor a mi país. Escribirlo fue como vivir allí, nació como un libro de viajes, y al final es eso. Creo que lo resume la frase con que termina el libro. La editorial MAclein y Parker siempre toma un artista muy relacionado con el libro. En mi caso es un extracto de “Guitarra Negra”, de Alfredo Zitarrosa: “Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa y no halló nada. Tampoco me encontró a mí. Yo iba sentado en un ómnibus al cerro e iba sentado al lado de la vida”. Es eso… Muchos cuentos suceden en el Cerro y la gente me pregunta si es un lugar que yo inventé, tipo Macondo (risas). Pero lo mejor es que existe y yo soy de allí.
Yendo a temas vinculados a tu condición de odontólogo, ¿qué balance haces de la experiencia en Senegal?
A mí África me cambió la vida. Me ayudó a entender el mundo. Siempre estoy pensando en volver. Nada de lo que yo haga les podrá devolver lo mucho que me han dado
¿Cuánto de eso hay en “Cuentos africanos”?
“Cuentos africanos” no es un libro mío. Yo escribí el prólogo. Hay mucha preocupación por la invasión cultural y al perdida de tradición oral. Si le preguntabas a un niño que cuento sabía era común que te contaban una mala versión de Blancanieves, o un chiste.. La gente de MadAfrica estuvo años entrevistando africanos de todas las edades, aquí y allá. De muchas etnias. De todo ese material se fueron depurando los cuentos repetidos, los que no eran cuentos, los que no eran africanos, hasta llegar a los viejos, los que venían de la tradición oral y estaban en peligro de extinción. Así hasta lograr una selección. Luego yo los reescribí respetando la esencia, la historia, el espíritu. Fue un trabajo delicado, con mucho respeto, para hacerlos viables de ser leídos y conservados. Fue un regalo. Luego fueron ilustrados por artistas africanos (hubo que mandarles lápices , pinturas y hasta papel) pero hicieron una obras maravillosas (como si contaran con los mejores recursos todos los días). Con ellas se hará una exposición y de eso y los libros- por supuesto- y todo lo recaudado va para proyectos de desarrollo social y cultural en África.