Soy tu loncha de havarti
fundida y rendida a tus dientes
desordenados que van a morderme
hasta morir.
Mi piel crujiente y tostada por la
luz artificial de la oficina te espera
impaciente sobre un plato blanco
de Ikea made in China.
Y es que no tengo remedio, soy tu
sándwich mixto recién hecho.
El jamón de York lo pones tú y me
lo como yo con la lentitud de las horas
que ya ni tengo.
Por Raquel Egea.