As I search for a piece of kindness
and I find Hitler in my heart.
Antony and the Johnsons.
Ninfa:
Quería dejar de pensar en eso y por algunos minutos lo conseguía, miraba los muñecos de colores de alguna revista para niños de las que madre compraba en el mercado o echaba la vista al patio de la casa de enfrente y se quedaba absorto con los juguetes, las bicicletas tiradas en el suelo, la ropa tendida, los helechos… Pero poco le duraba el alivio porque la lengua le traicionaba en su movimiento involuntario y se le iba a hurgar en el huequecito pegajoso y agrio que se abría entre uno de sus colmillo y la encía. Escuece. Volvía el miedo. A los dos días no hubo más remedio y la tía Felipa se lo arrancó. “Si es por tu bien, si es por tu bien”, pero no podía parar de llorar y ya dentro de la habitación, solo, a oscuras, cayó en la cuenta de lo frágil y diminuto que era; comprendió trágicamente que no estaba hecho de una sola pieza inconmovible.
Pupa:
Terminó la feria y Lucía y él volvían a pie. Habían perdido el último autobús y no quedaban taxis libres. Pero tampoco había prisas porque no importaba nada de dónde venían, adónde iban, la hora que marcaran los relojes aquí o en cualquier otra parte del mundo. No existían ni los principios ni los finales en aquel olivar que atravesaban a pie, todavía con la música hilvanando sus cuerpos. Amanecía. Ella por fin se detuvo para descansar y allí cayó por su propio peso un abrazo. Él se vio envuelto de repente en el más cálido y milagroso de los perfumes y entonces dio, o le dieron, su primer beso.
Imago:
«ANTONIO PASCUAL RODRIGUES VIÑA, natural de Rio Sucio, acusado de pertenencia a grupo clandestino, difusión de propaganda contrarrevolucionaria, posesión de armamento, conducta subversiva, atentado contra el régimen y escándalos públicos varios. Padre de dos hijos, viudo. 35 años. Condenado a muerte». Terminó de leer y con la misma mano derecha de siempre, apretó el gatillo. Había mudado todos sus dientes de leche hacía 27 años, tuvo cinco novias antes de casarse con la madre de sus tres hijos. Uno de ellos, el benjamín, Rómulo, perdía un molar ayer mismo en la noche.
Por Álex Prada.