La película Orquídea salvaje narra la historia de una joven y bella abogada, Emily Reed (Carré Otis), que viaja por motivos de trabajo a Río de Janeiro en compañía de una importante mujer de negocios, Claudia Lirnes (Jacqueline Bisset), para cerrar un trato multimillonario. Una vez expuesta a la cruda sensualidad que la rodea, Emily se ve inmersa en una creciente espiral de fantasías eróticas. Un antiguo amor de Claudia, Wheeler (Mickey Rourke), guía a Emily a través de un tórrido infierno. El misterioso y seductor amigo desata en ella sus más primitivos deseos.
Con esta obra, el director Zalman King apuesta una vez más por el cine erótico, logrando llevar este género a otro nivel. Sus planos llenos de calor y color logran trasladarnos a un mundo de sensaciones. El guion de la historia, que firma el propio King con Patricia Louisiana Knopp, tiene varias capas de compleja lectura. Todo se conjuga en una fotografía llena de luz y con sombras oportunas que se deslizan en las noches y los rincones de las habitaciones privadas.
Los actores, un casting ideal para dicha obra, combinan una danza sensual y coordinada. Carré Otis es la inocencia contenida y peligrosa, le auguramos una enorme carrera interpretativa a esta bella actriz, exótica como pocas y con uno de los mejores desnudos del cine. Mickey Rourke, afianzado en su difícil papel erótico luego de Nueve semanas y media, logra trasmitir con palabras y gestos justos, la pasión y el miedo. Seguramente los años acentuarán la expresión de su rostro, y su cuerpo, de una armonía extraordinaria, le podrá asegurar papeles de héroes o de villanos, con gran presencia en pantalla. Líneas directas como «no estoy acostumbrado a que me toquen» hablan del aislamiento del hombre ante su propio éxito. Imágenes que serán ícono como su paseo en Harley Davidson por las rutas de Brasil, o marcas estéticas como el aro en la oreja o el rosario envuelto en su mano, marcarán tendencia.
El resto del reparto tiene dos puntos de lujo como Asumpta Serna y la increíble Jacqueline Bisset, cada mirada que regala al cine vale mil y un reconocimientos.
En definitiva, esta película marcará un antes y un después del cine erótico.
La podríamos definir así: Un verdadero mojón, una cagada frita, una reverenda mierda.
Por Joaquín Dholdan.
La verdad es que no suelo hacer críticas negativas cuando un texto no me gusta, pero este relato, o como lo llaméis, sí que me parece un mojón 😛
Efectivamente creo que deberíamos darnos más cera, ser menos políticamente correctos… cuando una familia se insulta y se dice las cosas a la cara, uf, qué alivio, qué bien se conoce uno así…Así que, yo el primero, deberíamos esforzarnos también en criticarnos más… Peeeguenmmeeee coñooo!!