(A Rafael Pérez Estrada, por tanto)
«Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan». A los ángeles, además del cabello de ángel, lo que más les empalaga son los diminutivos.
Cuando el capitalismo se hizo en el cielo, todos los ángeles querían su helicóptero.
Vino el ángel cartero a traer su publicidad pero nadie en el bloque le abrió la puerta.
Como a cualquiera, a los ángeles también les parece una horterada todo eso de los tanatorios, las roscas de flores y los ataúdes tapizados.
Como a cualquiera, a los ángeles también les alivia la cafetería de los tanatorios.
En la primera postal del ángel caído, en el reverso de una playa con palmeras, habían escrito escuetamente: «¡VÉNGANSE!»
La expulsión de los ángeles judíos y moriscos fue en 1609 D.C., fundamentalmente por los cielos de Cádiz y Valencia.
«Tiene ángel» fue el lema ganador del concurso de camisetas para ángeles.
Cuando encuentren el cuerpo de Lorca habrá un ángel durmiendo a su lado.
Anatomía comparada, tema 1: ángeles y estatuas.
Anatomía comparada, tema 2: la crisálida.
Opina el ángel del verdugo que eran unas oposiciones como otra cualquiera.
Es siempre el ángel del borracho el que realmente se toma la última.
No hay duda de que el ángel más existencialista es el del enterrador.
Hay un ángel dentro del Banco de España que se aburre desde hace siglos esperando un buen atraco.
El coleccionista de insectos vio la red llena de plumas y brillantina y le puso a la etiquetita aquel nombre inaugural: querubín de río.
Por Álex Prada.