Ben soltó el humo de la última calada a través de la nariz y señaló hacia el coche aparcado a menos de diez metros de ellos con los dos dedos que sujetaban el cigarro. -Ahí lo tienes, Charlotte. No te imaginas lo que me ha costado que suba al coche. Ahora es tuyo. No séLeer más
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.