Quería empezar este artículo con una cita ingeniosa. De verdad. Quería plasmar en apenas un par de líneas todo el ingenio, la agudeza mental, la espontaneidad y la fuerza de tantas y tantas mujeres representadas en la vivaz Lorelai Gilmore. He visto la serie varias veces a lo largo de los años y estaba convencida de que podría hacerlo. Podría empezar este artículo con una cita ingeniosa. He buscado libros, he revisitado mis episodios favoritos, he buceado por la red. Tenía que encontrarla. Tenía que aparecer, ahí, delante de mis ojos. La cita ingeniosa con la que empezar.
A estas alturas ya habrán adivinado que no va a haber ninguna cita, ¿verdad? Me pudo el ímpetu, la efervescencia de referencias culturales, la idiosincrasia de un lugar tan particular como Stars Hollow. Me pudo mi condición de fan. Pero la realidad es que no se puede resumir en una cita todo lo que representa como personaje Lorelai Gilmore, protagonista de la serie de televisión Gilmore Girls.
Soy de esas puristas que se empeñan en defender los productos con sólidas bases, es decir, sólidos guiones. Las buenas historias se pueden disfrazar de producto para adolescentes, culebrón para solteras, (ponga aquí cualquier otra definición rápida que le venga a la cabeza de la serie en cuestión). Creo firmemente que todas esas definiciones serán ciertas. Y también creo que es mucho más y que merece la pena explorar todas sus capas. Y la literatura, por supuesto, es una de esas capas. Así que si han llegado hasta la palabra número 255 sin haberse dejado llevar por ningún prejuicio, ¿por qué no me acompañan a ir separando capas?
Comencemos por el principio. Y el principio es Dorothy Parker. Si hay una clara influencia literaria que recorra de manera transversal el universo Gilmore es la escritora norteamericana. Algunos ejemplos. En el capítulo 9 de la primera temporada, Rory y Dean se quedan dormidos en el salón de Miss Patty. Estaban leyendo The Portable Dorothy Parker. A lo largo de la serie, en diferentes momentos, su nombre o referencias relacionadas directamente con ella aparecen salpicando los diálogos de Lorelai y Rory. Una de las más recurrentes es la del Algonquin Round Table, mencionado más de una vez a lo largo de la serie. Se trataba de una especie de club de intelectuales, cineastas o periodistas que, durante los años 20, se reunían para intercambiar teorías sobre aquello y lo otro en el Hotel Algonquin de Nueva York. Su participación en dichas reuniones consolidó la fama de Parker por sus descaradas declaraciones que pronto se convirtieron en parte de su sello propio.
Éstos, como decía, son algunos ejemplos, pero no piensen que se trata de hechos aislados. Cada capítulo terminaba con el fotograma que ilustra este artículo, la imagen corporativa de la productora de la serie, Dorothy Parker Drank Here Productions. Amy Sherman-Palladino, creadora junto a su marido y su amiga Helen Pai de esta productora, definía a Parker como una mujer “amargada, borracha pero, al mismo tiempo, increíblemente ingeniosa. Me encanta no sólo por su estilo literario sino por quién era y cómo era. Todo sobre ella siempre me hace reír”. Efectivamente, el ingenio es una de las claves en la construcción del personaje de Lorelai Gilmore. Una mujer a la que no le importa mucho lo que piensen de ella mientras permanezca fiel a su, a veces testaruda e incomprensible, manera de ver el mundo. Dorothy y Lorelai comparten esa presencia que hace que todo a su alrededor se pare cuando hablan. Esa fuerza para abrirse camino con nombre propio y una forma de afrontar la vida basada en el presente, en lo inmediato. Cierto es que Palladino suavizó la cuestión adictiva cambiando la ginebra (Parker) por la cafeína (Lorelai) aunque el efecto que provoca en ambas es muy parecido.
Así que, finalmente, en lugar de elegir una cita, me decanté por buscar un concepto escondido detrás de una figura literaria. Y entonces lo vi todo más claro. Ahí, delante de mis ojos. Dorothy Paker como idea para un personaje de una serie de televisión ambientada en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra a principios del siglo XXI. Hombre, me hubiera resultado más fácil encontrar la relación si se tratara de una editorial pero… Ops. Perdón.
Por Rosa Montero Glz.