Entrevista con Álex Prada
20/02/19. La Semana. Enlace al artículo.
Uno nunca sabe cuándo va a asaltarle una idea. Gracias a la relación visual y evocadora con lo que nos rodea uno va encontrándose motivos para escribir. En este caso el motivo fue doble: una invitación a escribir poemas épicos sobre lo que llevamos en los bolsillos de G.K Chesterton en sus Enormes minucias, poemas que él finalmente nunca escribió y una infografía del periodista y artista Jaime Serra sobre lo que iba encontrando en los bolsillos de su hijo durante seis meses. De esos juegos saqué yo los míos para componer los poemas del libro.
¿Qué recuerdos y emociones ha encontrado Álex Prada en sus bolsillos con la escritura de este poemario?
Es el libro hasta la fecha más conceptual, eso es seguro, el que tiene un eje central más definido. Recuerdos, muchos. La poesía vive de eso también, no solo de la mirada. En el libro aparecen sacapuntas, peonzas, las repes o el caramelo del bolsillo de la túnica de nazareno y todo eso enlaza con vivencias tanto personales como universales. Esto, unido al apoyo gráfico del artista Jaime Serra, hace que el libro adquiera una capacidad narrativa muy amplia que va más allá de lo puramente textual.
¿Cómo ha sido el proceso creativo del libro?…
Los poemas han ido entrando y saliendo, precisamente por esa “exigencia” conceptual. La ayuda editora de Maclein y Parker ha sido esencial, algo que en otras ocasiones no he vivido con tanta profesionalidad y eso es de agradecer. Así que del trabajo más íntimo y solitario de la creación poética se ha llegado a un trabajo más colectivo que hace del libro algo mucho más disfrutable.
¿Cómo ha evolucionado su poesía a la largo de estas publicaciones?
En la poesía uno intenta siempre ser matemático, que cada letra esté en su sitio, que cada palabra evoque un concepto muy concreto. En este libro todo está más ajustado, no hay nada gratuito. Otra novedad es que hay más humor, hay poemas por ejemplo en los que encontramos a Almodóvar en plena lucha de popularidad con el Cristo de Medinaceli o a Houellebecq frente a un secuestrador muy particular…
Además ha escrito narrativa, ¿En qué género se siente más cómodo?
Justo ahora estoy trabajando en proyectos en prosa. La disyuntiva lenguaje poético y narrativo creo que es más beneficiosa que perjudicial. En mi caso, me encuentro a gusto en ambos campos y las emociones son tan nítidamente distinguibles que me resulta muy sencillo elegir poesía o prosa según lo que quiera contar.
¿Qué mensaje le gustaría que quedase en los lectores que se acerquen a Epopeyas de bolsillo?
La primera intención es que emocione, que evoque, que explique, que multiplique aquello que quizá era simplemente materia inerte dentro de un bolsillo. Creo que el ingrediente más importante para leer el libro, que es el mismo para leer cualquier texto poético, es detenerse. La prisa no casa bien con la poesía, por lo que hemos dicho, porque cada palabra tiene tanto dentro que se merece una lenta reflexión. Cuando se adquiere ese “paso lento”, uno experimenta cosas impagables.