“En cuarentena”: el libro blanco que crece si lo tocas.
22/09/2016. Letras Anfibias. Enlace del artículo.
Cuando Siracusa Bravo Guerrero escribió con cinco o seis años un poema sobre el invierno, estaba lejos de adivinar que mucho tiempo después se acordaría de aquel balbuceo lírico no como algo anecdótico, sino como una especie de raíz.
El invierno y sus elementos (lo sé todo sobre el frío / pero este libro no habla de eso) son algunos de los conceptos que inundan En cuarentena, el poemario de la portada blanca con el que la poeta y rapsoda sevillana regresa al panorama literario, tras cinco años sin publicar y acompañada en el proceso por la editorial Maclein y Parker.
Días antes de la presentación del libro, conversamos con la autora y con uno de sus editores, Antonio Abad, sobre un proceso de gestación tan intenso como el contenido de los poemas, tan minucioso como las ilustraciones y detalles que lo enriquecen.
Nada en este poemario obedece al azar. Ni el blanco preeminente, ni los 23×17 centímetros de su formato, ni “las miguitas de pan” que guían la historia. Si los poemas varían en ritmo e intensidad literaria, es de manera intencionada. Si los trazos de los dibujos hechos a mano son imperfectos, es por alguna razón cercana a la vida.
Todo está trabajado, meditado, engarzado, revisado y cuestionado. Todo está calculado, salvo la impredecibilidad del lector.
En cuarentena se presenta el 29 de septiembre en el Palacio de los Marqueses de la Algaba y llegará a las librerías el 4 de octubre, cuando se cumple la semana 40 del año.
Será reconocible a la primera por la sobrecubierta blanca. “Si tú desnudas al libro, si ahondas, llegas a él”, invita su autora.
Se acerca el momento de romper la burbuja. A medida que se acorta la distancia para mostrar aquello a lo que Siracusa Bravo Guerrero y Antonio Abad han acabado de dar forma juntos en largas sesiones de trabajo; búsquedas, experimentos y discusiones; autora y editor se muestran tan nerviosos como emocionados.
Dicen que es un libro especial, arriesgado y complejo. Es un libro singular que crece cuando lo tocas. Que sangra, si dejas que te toque.
Por eso, sus explicaciones tienen algo de ciclón, de invitación a aceptar el juego y entrar en cuarentena.
Para ella, es su proyecto más personal e íntimo. Después de Indigesta (2009) y de De cómo Peter Pan me quitó demasiado (2011), ambos publicados por Cangrejo Pistolero Ediciones, y de tres poemarios más que permanecen inéditos, supone su regreso a la escena literaria con un libro que escribirlo le causó una herida e ilustrarlo con estilo zentagle, buscar la calma.
“Los poemas están muy trabajados pero siguen en cuarentena porque no están superados”, cuenta la autora.
Es un poemario desgarrador, con varias capas de lectura -el amor, la poesía o la fe-, que es fiel a su propio proceso vital y a la historia que ha querido plasmar.
“Basándonos en la primera historia que le llega al lector, antes siempre cambiaba de estado, no avanzaba en el amor. Pasaba página, cambiaba del odio a la rabia, pero ahora me estoy manteniendo ahí, sin saber qué va a pasar, sin tener un final ni tener nada, pero es un proceso nuevo que me está haciendo crecer en otros aspectos que no conocía. Parece que es triste y desgarrador pero yo lo llevo bien. Estoy con la chimenea encendida”
Para Antonio Abad y Cecilia Ojeda, que en 2014 crearon Maclein y Parker, una editorial que edita poco y con esmero, supone un salto al vacío consciente. En cuarentena significa un esfuerzo creativo y económico. Una demostración de cómo una editorial imprime también su marca y estilo al proceso creativo del autor.
“No ha sido un trabajo típico de publicación de un libro, en el que lees un manuscrito, te parece correcto, lo corriges, buscas una portada que quede bonita y lo imprimes. El libro ha ido evolucionando constantemente, la forma de plasmar los textos encaja con el concepto del libro, con esa cuarentena, con esa historia inacabada. En todas las páginas hay la sensación de que faltan huecos por rellenar, faltan cosas”, describe Antonio. Además, “hay muchos detalles para que vayas navegando por la historia, para que la hagas tuya y la continúes”
Con esta obra, abren nuevos caminos de distribución y para el año que viene tienen previsto duplicar el número de títulos publicados en sus distintas colecciones (ilustrados, poesía y relatos), sin perder las señas de identidad, como el trato personalizado y la creación de cantera.
El amor todo lo puede
Siracusa y Antonio se refieren a En cuarentena como un proceso de enamoramiento, como una cadena de amor porque elamortodolopuede.
La primera vez que ellos dos hablaron fue en la Feria del Libro de 2015 sobre Oikos, un tipo de papel.
La segunda, en diciembre, ella le contó todos los detalles sobre un proyecto personalísimo en el que estaba inmersa y quería publicar sí o sí pero no de cualquier manera. Él se ofreció a ayudarla “a fondo perdido” con la estructura y la maquetación.
“Hay muchas formas de que un autor te hable de su obra, de cómo la siente. No es lo mismo que diga: he escrito una novelita en tres días, a que se eche a llorar, como hizo Siracusa. Cuando siento eso, creo en tu libro y creo en ti“, recuerda el editor.
De la tercera cita no pasó. Con la maqueta de En cuarentena en las manos, Siracusa y Maclein y Parker asumieron el riesgo de materializar juntos este libro objeto, en el que cada detalle ha sido pensado al milímetro.
Para ilustrar el proceso de creación, ella puede mostrar los poemas manuscritos en los que empezó a trabajar en 2014, la maqueta, los cientos de borradores de las ilustraciones, las fotos que ha usado, los recortes, la portada desechada, el tatuaje del antebrazo…
Cuando Maclein y Parker se suma al proyecto, llegan los paseos por las librerías para palpar distintos tipos de papel y de portada, el diseño de cada página, la fusión de textos y dibujos; la búsqueda de los detalles, como la postal, el sello y el sobre de Ahora te toca a ti. El experimento en imprenta con la solapa con la que crean una doble versión de un mismo poema; la impresión de seis postales, las discusiones sobre precio y distribución, el código QR que da acceso a los versos declamados, el calendario de presentaciones, la idea de crear alguna edición artesanal, la idea de organizar una exposición con los originales…
Una de las obsesiones de Siracusa ha sido hacer este libro lo más accesible y permeable posible.
Accesible, por ejemplo, en el lenguaje. “Uso un lenguaje sencillo, no es elitista ni gongorino. Es fácil de introducirse pero luego tienes que navegar en él. Te sumerges ahí en tu mar, con tu barquita, te doy las herramientas para acceder a lo que te estoy contando pero sí es verdad que lo complicado está en la profundidad”. Y accesible en el precio. Si cuesta 15 euros, y no 18 o 23, a pesar del tiempo y del trabajo, de los materiales y del primor, es para que llegue a más gente.
De la permeabilidad se encarga el blanco de la sobrecubierta. “Es un riesgo porque sabemos cómo se mancha, cómo se puede estropear, pero predomina el objeto, predomina la obra”, dice el editor. “Es que la obra tiene que ensuciarse. Esa es la intención, que cada libro viva su propia aventura, que sea diferente a otro, que la persona que lo compre tenga sus huellas, que lo haga suyo si quiere dibujar su propia portada”, añade la autora.
En cuarentena no se quiere detener en el proceso de lectura. Si incluye un sello y un sobre es para que continúe la cadena de amor y los lectores puedan comunicarse con Siracusa a través del apartado de Correos 40, creado para la ocasión.
En un mercado editorial que publica más de lo que se lee, en el que la autoedición y la co-edición cuestionan qué papel tiene el editor clásico, es raro encontrar historias como ésta, que desafían los tiempos y hacen crecer la idea original. Que plantean si será verdad que el amor crece cuando se reparte.