Descafeinado de máquina con
leche fría de soja y sacarina.
Un par de tostadas poco hechas
con nada de tomate y un efímero
chorrito de aceite de oliva virgen.
Sin sal,
con niebla.
Con aire y sin
cielo.
Sin apenas tierra
por delante.
Sentada en la piedra
y a pocos metros del
mar, las serpientes
espigadas se marchan
entonando cantos de sirenas
para vencer sus propios
miedos.
Respiro hondo.
¿Cuánto le debo?
1,80€.
¿Cuándo acabará todo?
Tú rema, sigue remando.
*Qart Hadasht (nombre de una antigua ciudad cartaginesa ubicada donde se erige hoy día la ciudad de Cartagena).
Por Raquel Egea.
Qué más decirte, Raquel, que no te haya dicho ya…
De nuevo me sorprendes. ¡Qué belleza se desprende de tus palabras!
Gracias.
Una vez más, gracias Ana 🙂