Sumergidos en luces de colores,
un océano de cuerpos se mueve
al ritmo de música inquietante,
gélidos líquidos de sabores
camuflan alientos de amargura y añoranza.
Olor a perfume y a cuerpos cansados,
las risas, las charlas, la música y el baile
se funden en un todo caótico pero uniforme.
Soy la última persona
que esperabas ver en tu fiesta,
polizón infiltrado.
Te busco con la esperanza
de que no me encuentres tú a mí primero.
Miradas fulminantes
me invitan a que no vuelva.
Déjame que te lleve por última vez,
déjate guiar, pon tus manos en mis manos culpables,
que tus pasos con mis pasos se confundan,
que nos inunden los recuerdos
al ritmo de nuestra canción,
concédeme un último baile,
el baile de la despedida,
perdóname por el daño causado
y desapareceré de tu vida.
Por Sonia Macías.