Nos pareció un juego, Señor Juez. Nunca pensamos que se les (nos) fuera a ir de las manos, Señor Juez. Ya, imagino que nos pone en una delicada situación. Sí, sí, le detallo sin problema.
En el año 2003 Pedro de la Serna y el que le habla, Miguel Priego, acabamos de ser despedidos de la revista Papel, un simpático y original suplemento dominical de un periódico de reconocido prestigio nacional. Nuestro trabajo, al parecer, no casaba con la orientación que pretendían darle a aquel buen montón de páginas escritas para el WC y el metro. Llevados en volandas por la invasión del éxito de la gastronomía española, y nuestra afición reconocida a la buena mesa y al vino, nos lanzamos a la aventura. Los cuartos de la indemnización nos sirvieron para arrancar.
Comenzamos a editar de forma muy discreta la publicación que hoy aquí nos trae. ¿Que no le interesan los principios de Cordon Bleu? Bien, agilizo entonces. Ya en el 2008 —se pierde usted, por cierto, una apasionante historia acerca de la conversión de una pequeña empresa en todo un emporio—, recibimos el premio Escargots. Con él aumentaron las ventas y, por ende, la tirada de ejemplares. Año tras año se nos fue dando más crédito y finalmente copamos el mercado de las ediciones gourmet. Ya no estábamos en los quioscos, sino en las librerías especializadas. Con un sello inconfundible, y a codazo limpio, fuimos desbancando a otras publicaciones clásicas y nos convertimos, como usted bien sabe, en referencia indiscutible. Marcamos las tendencias de lo que vamos a digerir en el próximo otoño y cuáles van a ser los chefs más reverenciados. Si tocamos un local, lo hacemos de oro (y cool por supuesto), si hablamos de un crítico, es el más respetado.
Este año, quién nos mandaría, decimos hacer algo diferente en nuestro número de diciembre: una lista de los cinco mejores restaurantes de España. Aburrido dirá usted, pues no, diré yo, porque la lista fue encargada a los dos egos, maldita sea, más grandes de la crítica gastronómica de nuestro país. A saber, Jean Pierre de la Roda y Ricardo León Sombra. El primero, francés afincado en Madrid desde los ochenta, estricto, con fama de inquebrantable, distante con los medios (nadie lo ha visto nunca ni siquiera se sabe si trabaja bajo un pseudónimo). Claro, Señor Juez, esto lo complica todo aún más. Y el segundo, Ricardo, con un talento natural, casado con la gran sommelier Mónica de Gorgot, leonés de nacimiento y que cuenta, mejor dicho, contaba, sus premios y menciones a espuertas. Los cinco restaurantes debían elegirse por consenso absoluto entre los dos.
El trabajo se encargó, mediante sus correspondientes agentes, el quince de noviembre a un mes vista de la entrega. Ambos habían tenido ya algunas discrepancias argumentadas entre las páginas de nuestros números de verano, en los que nos dedicamos a hacer una disección de la famosa cocina del mar y sus sucedáneos. Para Jean Pierre todo era una majadería sin fundamento, invenciones que destrozaban el producto. Mientras, Ricardo, un apasionado de los olores y los nuevos sabores, brindaba en copa de balón por ello y se le quedó corto el espacio (apenas cincuenta líneas) para halagar a todos los investigadores implicados en la tarea.
Teníamos bien claro que llegar a un acuerdo iba a ser complicado, pero esto…, ay, dios, ¿quién contaba con esto? Sigo, sigo…
A mitad de plazo nos pusimos en contacto con sus secretarias, la cita no se había producido aún, no existía consenso en ninguno de los restaurantes y habían cortado comunicaciones en, al menos, diez ocasiones. Ambos pensaban que iban a poder con el otro o, al menos, de que no iban a ser convencidos.
Mi compañero y yo decidimos incrementar en un tres por ciento el pago por el trabajo para desbloquear la situación y, llamados al orden por sus respectivos representantes, se sentaron en la oficina de Ricardo (a Jean Pierre no se le conoce tal cosa). Según me contó Elena, la secretaria, los gritos no tardaron en inundar el edificio victoriano y Jean Pierre lo abandonó entre improperios en francés que ninguno de los oyentes alcanzaron a traducir. No, no, ella no sabe francés, Señor Juez. En fin, que tres días antes, y agobiados por tener la fábrica calentando y la prensa a la espera del texto estrella de nuestra entrega, hicimos de Celestina y los citamos en un terreno neutro, la habitación del hotel Regio, esa, sí, Señor Juez, la misma donde suponemos que se cometió el fatal crimen. Tras las resistencias iniciales escucharon a mi compañero Pedro, que tiene más mano izquierda que yo, menudo es…, y se dieron un par de horas para intentarlo de nuevo.
Hoy, al abrir el buzón de la oficina y con un plan B listo para publicar, nos hemos encontrado la carta:
«Yo, Jean Pierre de la Roda, el crítico gastronómico más grande que ha reinado en este país, remito, cumpliendo plazos, la lista de los 5 mejores restaurantes nacionales. La firmo con la sangre de Ricardo que yace a mis pies, tras cometer la gran estupidez de tratar de imponer su criterio, burdo y fantasioso, sobre el mío, concienzudo y documentado. Mi palabra sienta cátedra. Publíquese sin cambiar un punto. Y vayan y disfruten de lo que Ricardo no supo apreciar».
Le seguía su lista, pero no se la desvelo, espero que usted mañana corra al quiosco como uno más… De acuerdo, ya me callo.
En fin… Y aquí estamos, Señor Juez, a su entera disposición judicial, tras pasar por comisaría. (Perdón por la hora, pero hemos tenido que ir a la fábrica para dar indicación de que se triplique la tirada que sale mañana). Hemos dejado al cuerpo de policía la carta, única prueba del crimen más sabroso jamás cometido. ¿Que no bromee? Lleva usted razón, Señor, buenas noches.
Por Gema MO.
Genial!!!!!!
Es increible como nos mete en la historia, con un relato tan corto, dibujando unos personajes claros en su comportamiento y manteniendo la intriga hasta bien adentrado el texto. Todo ello salpicado con un inteligente sentido del humor.
De nuevo un muy buen trabajo 😉
Genial, original como siempre. Un fino sentido del humor. Enhorabuena
muy fresco y directo. el mejor de los últimos
Hola, muy bueno, genial, esperando el siguiente relato, siempre queremos que sea más largo, espero que lo compense escribiendo otro pronto, saludos
Genial!!!, desde la segunda frase, ya estoy metida dentro del relató y ya no puedo dejar de leer, me encanta la originalidad de la trama. Siempre me quedo con ganas de más cuando se termina. Enhorabuena!!!
Me encanta con un pequeño relato y te pone en situación rápidamente y con un humor muy fino.
Espero el próximo con ganas.
Genial. Dinámico,fresco e intrigante. Con chispa. Engancha desde el principio. Esperando el próximo. 🙂 😉
Muy bueno,este me ha gustado mucho,espero con ansia el proximo. Un beso