“Sigue el cero a cero. Se cumple el minuto noventa y dos. Solo quedan sesenta segundos. Todo apunta a un tiempo extra para decidir quién se lleva la copa.
Esta puede ser la última. Lorena tiene la pelota dentro del área. La tapa Jimena, que trata de impedir el remate a puerta. ¡Atención! ¡Ha caído! Lorena ha caído posiblemente derribada por Jimena. La jugada se presta a confusión. Quiero verla repetida.
Y el árbitro no lo duda. ¡Es penalti! Penalti, a favor del Atlético Monumento. Las jugadoras del Santa Marta discuten con el árbitro pero no parece que vaya a rectificar… Se lo quieren comer vivo.
Personalmente, tengo mis dudas. Habría que ver la repetición. El árbitro, sin embargo, se dirige con el balón hacia el punto de penalti.
Un momento. ¿Qué ven mis ojos? Lorena Miranda, la delantera del Atlético Monumento, le está diciendo al árbitro que no pite. Me comenta mi compañera Susana a pie de campo que Lorena ha dicho que no es penalti. Y el árbitro rectifica con un bote neutral que, por supuesto, el Atlético Monumento va a renunciar a disputar para no sacar ventaja. Las jugadoras del Santa Marta aplauden la sinceridad de Miranda.
¡Increíble! Un gesto de deportividad pocas veces visto en el fútbol. Todo el estadio se ha puesto en pie para ovacionar a Miranda. Y eso que está jugando fuera de casa.
¡Qué gran día para el deporte, señoras y señores! Hoy ha florecido una rosa en el campo del fair play, en ese terreno tantas veces marchito por otros futbolistas empeñados en dejarlo desierto con sus sucias artimañas.”
Por José Ibáñez.