No sé nadar.
Mi padre intentó enseñarme de pequeño
lanzándose a un mar de cristales rotos
y llevándome con él agarrado por el pecho.
Pero eso no sirvió para enseñarme
a nadar.
Mi madre intentó que perdiera el miedo
empujándome a un mar de espinas de rosas
por sorpresa, cuando menos lo esperaba.
Pero eso no sirvió para enseñarme
a nadar.
Mi mejor amigo intentó ayudarme
dejándome solo y a oscuras
en la orilla de un mar de éxtasis.
Pero eso no sirvió para enseñarme
a nadar.
Lo único que nos separa ahora es un mar de abrazos
En calma.
Templado.
Pero no sé nadar.
Por Rosa Montero Glz.
En lo que llevo en este blog, este poema es el que más me ha gustado de todos los que he leído tuyos Rosa… Con diferencia… Recorrido simétrico de los diferentes protagonistas perfecto y emocionante al máximo… Una frase tan sencilla como “no sé nadar”, qué grande y profunda se hace cuando se convierte en un verso… Lo único malo es que no hay nada anatómico que rascar… ¡Enhorabuena!