El fuego y la vida: de qué hablan los poetas de hoy
- Los autores de Maclein y Parker protagonizan hoy un recital.
- Carlos Asensio, Gloria de la Torre y Álex Prada se mueven entre el desarraigo y la épica cotidiana.
01/06/19. Diario de Sevilla. Enlace al artículo.
Por Braulio Ortiz.
“Tengo una herida de arma blanca en el costado y una cicatriz que arde y deslumbra dentro de la memoria. Infinitas veces he intentado arrancar la saeta que atraviesa mi pecho, pero desplazarla apenas un milímetro siempre ha significado dar alas a un dolor amargo e insondable”. El hombre que habita los versos de Carlos Asensio(Mallorca, 1986) elige el sentimiento y así abraza la vida en toda su fiereza: en sus pasos se cita con el amor, el éxtasis, el delirio, la noche. Es un ser vulnerable, pero también Vulcano. “No hay linaje ni dinastía que en mí no converja”, proclama el poeta.
Arder o quemar, el libro que Asensio ha publicado con el sello sevillano Maclein y Parker, incendia en sus páginas todo lo que de combustible tiene el mundo.“Muestro dos versiones del fuego”, expone el autor. Arder sería la plenitud, el arrebato. “Representaría el lado más positivo, cuando alguien tiene algo dentro y eso estalla, cuando uno está enamorado y todo se sobredimensiona”. Quemar, a uno mismo y los otros, tendría una connotación más negativa, “proyectar hacia los demás, hacia fuera” emociones como la furia, el desengaño, la tristeza.
“Sí: la vida es una fragua donde Vulcano golpea para sobrevivir”, sentencia el poeta. “Pero las fuerzas escasean y Vulcano a veces es más humano que dios”. Asensio traza este paisaje emocional con una voz honesta que a ratos resulta inclemente con el camino transitado, consciente de las consecuencias que tiene sentir. “Hablo de cómo una persona puede llegar a cambiar y a no reconocerse”, afirma este licenciado en Sociología y Ciencias Políticas sobre la metamorfosis que experimenta su protagonista. “Así no es como me quiero: doliente, volcánico, hecho y rehecho a base de sedimentos de tristeza. / Así no me respeto ni me acepto. Así no me respiro”, concluye el escritor, que hoy firmará ejemplares de su obra en la Feria del Libro de Sevilla y que a las 13:00 dará un recital en Un Gato en Bicicleta con otros compañeros de editorial: Antonio Rivero Taravillo, Adriana Schlittler, Iván Onia, Álex Prada y Gloria de la Torre.
Esta última regresa a su ciudad natal con una nueva propuesta bajo el brazo, Memorias de una housekeeper, un espléndido poemario en el que esta periodista relata su experiencia limpiando habitaciones en Escocia. “Llevaba un año y medio aquí sin trabajo y decidí comprarme un billete para Edimburgo”, comenta sobre un libro que no precisa prólogo porque en sus rotundos primeros versos ya lo explica todo: “He cambiado las teclas por unos guantes de goma, / todas las palabras desaparecen / cuando las froto con la bayeta. (…) Ya no me duele la cabeza, / ahora me duele / el cuerpo entero”.
De la Torre registra el desengaño de una generación a la que no se dio una oportunidad. “Somos a los que nos dijeron / aquello de / si estudias, / todo irá bien“, lamenta en otro poema. En el libro la autora narra también el aislamiento que le provocó no entender bien el marcado acento escocés. “Andar por el mundo / con solo media lengua, / con un cuarto de oído”, anota en otro texto. “Yo venía de Sevilla, donde iba a todos los actos poéticos y tenía una vida social interesante, y llegué a una ciudad en la que podía ir a los museos… y poco más”, cuenta.
En Anna, una anciana que acabaría muriendo, De la Torre encontró su primera amiga en esa capital gris y pese a todo amable. A ella le dedica una serie de poemas, una de las partes más emocionantes de un volumen donde cobra relevancia el tema de la pérdida y en el que la autora recuerda al padre fallecido, periodista como ella. “Ya ves, el mundo cambió mucho (…) Tu ausencia no, / tu ausencia sigue intacta”, le dice al familiar.
Álex Prada (Sevilla, 1981) reivindica en Epopeyas de bolsillo una poesía interesada en las hazañas cotidianas, que extrae un lúcido y sobrio lirismo en una realidad sin subrayados. “Me atraía combinar ese concepto grandilocuente de la epopeya con algo tan modesto y revelador como un bolsillo: lo que te define es lo que llevas en él”, asegura el autor. “Una mano / ya no es una mano / cuando se mete en un bolsillo. / Tampoco es una paloma / o una lagartija / o quizás se hace las dos cosas, / monstruo torpe y lento”, defiende Prada en los primeros versos del libro.
Una obra que entrecruza con arrojo e inventiva a Michel Houllebecq, en una particular disertación en la que afirma que la poesía no tiene reglas; la Wikipedia,que protagoniza un “dueto” con los versos de Prada; Almodóvar o el Cristo de Medinaceli, que congregan a sus devotos una misma tarde. “Cuando uno consume libros o cine encuentra en eso referencias a miles. Y si quiere contar algo siempre encuentra ahí conceptos que ayudan a dibujarlo”, expone Prada. “La idea de que se mezclaran las colas para ver una película de Almodóvar y el Cristo de Medinaceli, por ejemplo, vino sola, me ocurrió realmente. A mí me gusta además una poesía que salga de esa visión obtusa y que recurra a iconos populares”, indica el escritor, que también imagina en su poemario cómo serían los bolsillos de Lorca, Buda o Elvis.