El bosque interior
21/04/18. Diario Córdoba. Enlace al artículo.
José García Obrero.
‘Lo salvaje’. Autor: Antonio de Egipto. Edita: Maclein y Parker. Sevilla, 2018.
Antonio de Egipto (Cabra, 1975) le gusta hablar de bosques, de lo salvaje. En su obra ambos conceptos dan lugar a una nueva dimensión, que podemos llamar «espiritual». Alcanzar este territorio exige apartarse de la ruta prevista y adentrarse, como Dante, en la «senda oscura», un camino, nos dice De Egipto, que «no tiene mapas, ni colinas, ni prados, ni brújulas». El desencadenante de este viaje, nos explica, se sitúa en el poema «Compraventa», símbolo de una de las mayores cargas de nuestro tiempo: la casa, la hipoteca, que también representa la seguridad y la estabilidad y cuya transacción deja al poeta «con el corazón agitado», pero libre para afrontar la nueva aventura que nos propone. Así, si Thoreau en Walden escribió que fue a los bosques para «dejar de lado todo lo que no fuera la vida», De Egipto afirma hacerlo porque: «quiero tener lo que nunca tengo, lo que temo». En este tránsito hacia el «norte poético» el autor se ubica en el seísmo que iniciaron autores como Poe, Whitman o Thoreau con réplicas a ambas orillas del Atlántico (Baudelaire, Eliot, Lorca) hasta nuestros días. Se trata del árbol genealógico de la poesía moderna, la que se arroja más allá de cualquier límite o mecanismo oculto para fantasear con el roce de la verdad. Y si hay un grupo de autores que reflejan la experimentación sin reservas, estos son los agrupados bajo el epígrafe de Beat Generation. Lo salvaje es un homenaje a Snyder, Kerouac, Ferlinghetti, Borroughs o, el menos conocido, Lew Welch, a los que incorpora en sus poemas, porque abrieron de par en par las puertas del jazz, el budismo, los viajes, las drogas, el sexo, el ecologismo, en pos de la llamarada de vida mientras se alcanza lo que quiera que sea eso que cada cual persigue. Lo salvaje es un libro con un fuerte protagonismo de la música, lleno de visiones, de versos que caen como gotas, pero que generan esa extrañeza del poema que cala hasta la última membrana del lector («Permanecí, cierto tiempo,/y otro tanto no»). Un libro valiente, lleno de aciertos y necesaria locura.