Raíz olvido. Jesús Cárdenas. Jorge Mejías. El color de la palabra.
07/07/17. Gomes y compañía. Enlace al artículo.
Busca Jesús Cárdenas la celebración de la vida, ya sea en un arroyo, en el subsuelo, en la lava primigenia pero también en las gotas de lluvia que salpican los cristales, y hasta en la soledad, a ratos intuida, a ratos presentida, y esa celebración de la vida ha de ser privada, porque al instinto hemos de llegar necesariamente solos, fundidos con nosotros mismos antes de fundirnos con nuestra propia génesis. Y es que no en vano “somos primera y última cadencia / piezas dispersas en el latir del mundo”.
Esa cercanía nos lleva también al abismo, al envés de la vida, a la pequeñez frente al mundo, a esa inferioridad de la que acaso nos rescate la belleza de uno de los poemas presentes en el libro.
“En nuestro lienzo el rojo enajenado sobre el blanco pensamiento”, así se deja paso al instinto como forma de encarar la vida, instinto e instante son mostrados en un juego vocálico que nos gobierna porque nos regala, y también nos quita con la misma celeridad, el recuerdo, el amor, el mar, la existencia.
De igual modo aparecen en estos poemas el deseo y la noche, reflejados con la potencia cromática de Jorge Mejías, que enriquece los versos, que le da color a la palabra con unos trazos firmes y unos tonos que reclaman su lugar en el cómputo silábico porque los poemas no serían iguales sin estas imágenes que los sustentan y acompañan (los poemas Deseo, y Cicatrices, por ejemplo, son una buena muestra de ese maridaje).
De la paleta de colores pasamos a la de sensaciones, porque los versos van acogiendo los estados de un ánimo cambiante como el cielo o el mar, como la tierra que nos acogerá pero que ahora pisamos, como los espejos rotos entre cuyos añicos hemos buscado en vano sentimientos guardados pero también perdidos, y es que “todos los sueños caben en un vaso”, o “bien son promesa de esquivos esplendores”.
Pero hay también esperanza, un halo optimista hacia el fluir humano, porque nada permanece nunca igual, y en esos espejos también radica la vitalidad de lo inmortal, de lo renovable, de lo nunca igualmente repetido pero siempre eterno. Como eternos son también los versos de Jesús Cárdenas, tal y como demuestra cada vez que nos entrega un nuevo poemario.
Raíz olvido. Jesús Cárdenas, Jorge Mejías.
Editorial: Maclein y Parker. Sevilla 2017. 114 páginas.
Por Antonio Parra Sanz.