“Raíz olvido”, de Jesús Cárdenas y Jorge Mejías.
09/01/18. Todo Literatura. Enlace al artículo.
Lo primero que llama la atención de “Raíz olvido“, además de su sugerente título, sobre el que nos detendremos más adelante, es, sin duda, su bellísima presentación pues nos encontramos con una verdadera edición de coleccionista, la editorial, Mclein y Parker, no ha escatimado en detalles para hacer de este poemario una exquisitez para los amantes de la lírica y de la pintura pues son dos los autores que firman el presente libro, el poeta Jesús Cárdenas (Alcalá de Guadaira, Sevilla, 1973) y el artista Jorge Mejías (Sevilla, 1967).
No es para menos dado que ambos han unido su talento para regalarnos un libro que, de entrada, es una delicia por la calidad del papel y lo hermoso del diseño, que hacen de Raíz olvido un libro realmente apetecible, que se puede degustar con más de un sentido.
“Raíz olvido” es el número 4 de la colección Clemátide de textos ilustrados, y el noveno poemario de Jesús Cárdenas, un poeta tan prolífico como riguroso, que desde hace unos años nos viene entregando con regularidad poemarios de calidad, por citar los más recientes: Mudanzas de lo azul (2013), Después de la música (2014), Sucesión de lunas (2015) y Los refugios que olvidamos (2016).
Desde el propio título se ahonda en aquello que rehuye todo artista que se precie, esa vorágine del tiempo que engulle las cosas y los hechos, que amenaza a la memoria en nombre de la nada más voraz que conocemos. En el propósito de huir de esa nada se afanan los autores ofreciendo lo mejor de sus respectivas trayectorias, con la esperanza de dejar una honda huella tras su paso a través de un lenguaje tan simbólico como abstracto, capaz de superar nuestra mera condición de “sedimento”: «pétalos / fieramente voraces que se fugan / una vez que, voraces, se han velado».
Con Raíz olvido Jesús Cárdenas da un paso firme en ese camino ascendente que el poeta sevillano se ha trazado, confirmando una envidiable madurez creativa. Se acompaña esta vez del pincel de su paisano Jorge Mejías, que en este trabajo se expresa con su característico estilo, entre el vanguardismo y el expresionismo.
El libro cuenta, además, con una prologuista de excepción, Ana Gorría, que introduce sabiamente al lector en un libro que nos seduce gracias a la perfecta simbiosis entre las ilustraciones y los poemas, a la «trabazón lírica entre palabras e imágenes», entre ambos ponen en marcha una sinfonía de trazos y versos en tres movimientos o partes, con títulos significativos: “En busca del instinto”, “Llamaradas en lo metálico” y “Lo confuso, la tensión”. No sabemos muy bien si los dibujos de Jorge Mejías ilustran los poemas o los poemas de Jesús Cárdenas dan voz a los dibujos pues raras veces se alcanza un nivel de afinidad y compenetración tan brillante como el que podemos disfrutar en Raíz olvido.
Las citas iniciales de Francisco Basallote, mentor del autor, José Ángel Valente y Masaoka Shiki dan paso a una “Advertencia” que es toda una declaración de intenciones:
No se sale indemne de aquí.
Todo lo verdadero tiene un coste.
¿Seguro que deseas abrir esta puerta?
Puede que halles tallados nuestros nombres.
Todo el poemario es una lucha eminentemente lírica contra el tiempo y sus efectos venideros
Jesús Cárdenas nos ofrece treinta y ocho poemas de ritmo imparisílabo donde se suceden imágenes deslumbrantes, algunas, como las raíces y el río, serán recurrentes a lo largo de todo el poemario por su marcado simbolismo. En la dicotomía entre el arraigo y la fugacidad de las aguas fluyentes se mueve el discurso del poeta y la paleta de Mejías, que conjuga los tonos cálidos, telúricos, como la «superficie rojiza», con los fríos, acuosos, como «el azul profundo añil». Otra imagen elocuente es el espejo, donde todo fluye y donde se siembra la duda que nos hace efímeros.
Pero si hay un discurso que prevalece es el existencial, son muchos los poemas donde Jesús Cárdenas reflexiona sobre lo que somos: «desnudos y pequeños», buscando un horizonte perdurable en «las orillas del sueño» para huir del abismo silencioso, del «vacío de la vida». Son numerosos los temas que la pluma del autor apuntala para salvarse del naufragio, de las «dudas tormentosas» que «nos hacen cuestionarnos lo que somos».
Podemos argüir que todo el poemario es una lucha eminentemente lírica contra el tiempo y sus efectos venideros. Mientras llega el ocaso Raíz olvido nos propone seguir gozando con el tacto, con la vista y con el pensamiento.