Gloria de la Torre: «Ha sido duro vivir sin palabras, pero ahora mismo soy muy feliz en Escocia»
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La periodista y poeta sevillana presenta este sábado su nuevo poemario, «Memorias de una housekeeper» (McLein y Parker), en el espacio La Red de la Feria del Libro
30/05/19. ABC de Sevilla. Enlace al artículo.
Por Andrés González-Barba.
Cuando Gloria de la Torre (Sevilla, 1983) —hija de dos grandes periodistas de ABC de Sevilla, Antonio de la Torre y Gloria Gamito—aterrizó en Edimburgo en 2015, su vida dio un giro radical de ciento ochenta grados. Esta periodista y poeta tuvo que adaptarse a unas duras condiciones laborales y al cambio de idioma. A partir de ahí ha sabido retratar ese día a día de la vida en Escocia con gran hondura lírica en su nuevo poemario, «Memorias de una housekeeper» ( Maclein y Parker), que presenta este sábado en el espacio La Red. Desde el viernes hasta el domingo firmará ejemplares en distintas casetas y participará también, tanto el sábado como el lunes, en recitales colectivos con el grupo Entreversadas en Un Gato en Bicicleta.
¿Cómo fue su llegada a Edimburgo?
Al principio manejaba más el idioma escrito que el hablado. Me dediqué el primer año a un trabajo físico y los cuadernos de escritura eran mi refugio. McLean y Parker tenían una revista, «Telegráfica», que publicaron durante un año y yo escribía poemas sobre un tema en concreto. Ellos mandaban el tema del mes y yo escribía esos poemas. Tenía muchos cuadernos escritos y comencé a perfilar el poemario. Los editores me preguntaron si tenía un poemario y al final decidimos sacar este. Se escribió un poco solo.
¿Qué diferencias presenta este poemario con respecto a «Tickets»?
Este es más sobrio. «Tickets» era más colorido y tenía más variedad de poemas. Aquí he afinado más las cosas, sin sobrecargar. Intento que el lector venga conmigo a ese periodo al que llegué a Escocia. Jamás olvidaré la fecha en la que llegué allí, el 6 de junio de 2015. Tres semanas después conseguí un trabajo de limpiadora en un hotel. Sabía que para aprender inglés tenía que hacer trabajos más físicos que intelectuales. El jefe del hotel, que era canario, me ayudó a que la escocesa que me empleó me entendiera en la entrevista de trabajo. Una es periodista cuando se puede dedicar a ello, pero también tenemos la semilla dentro. Nunca me imaginé el esfuerzo que requieren esos trabajos y lo que suponían a nivel económico. Durante un año trabajé de limpiadora en un hotel y luego me nombraron jefa de las limpiadoras (lo que se llama gobernanta en España). Trabajaba para una subcontrata. Fui escribiendo lasinquietudes que me producía conocer a personas de todas las partes del mundo. Eso me dejó un rastro y unas vivencias. Escribir me ayuda a procesar las cosas.
¿Cómo resultó la adaptación?
Echaba de menos a mi familia y a mis libros, y por supuesto a Sevilla. Mi inglés no me permitía leer cosas buenas. Sacaba de las bibliotecas libros para adolescentes porque era lo único que podía entender. Cuando leía en inglés me aburría. Poco a poco, fui mejorando y pude ir a más actos culturales, teatros, etc. Eso fue a los dos años de llegar. El libro tomó forma en esa época. Cuando llegas a un país diferente como Escocia todo te sorprende: autobuses de dos pisos, la moneda, los ingredientes de la comida, el tráfico es distinto porque hay que mirar hacia otro sitio a la hora de cruzar las calles, etc. Ha sido muy duro vivir sin palabras, pero poco a poco me he sentido dentro de la sociedad en la que vivo. Ahora mismo soy muy feliz en Edimburgo. Echo mucho de menos Sevilla, pero los escoceses son como sureños del norte. Ahora conozco a mis vecinos, a la gente del barrio. Dejé los hoteles y encontré un trabajo en una tienda, lo que me permite conocer a gente y practicar el idioma. De algún modo sientes que el país empieza a ser tuyo. Comencé a conocer mejor Escocia. Conoces sus normas básicas de convivencia. Ahora mismo disfruto mucho del carácter escocés. Es un país maravilloso. Trabajo en una tienda de cashmere (lanas). Está en High Street, en la Royal Mail. Comencé de shop assistant y ahora estoy de assistant manager y gestiono equipos.
Añoranza de la familia
Su familia es clave para usted, ¿no es cierto?
Mi familia está muy presente en el poemario. Es curioso que estando a 2.800 kilómetros de Sevilla me afloraban vivencias del pasado, además de lo todo lo nuevo que vivía en Escocia. Tenía añoranza de mi madre, del hogar materno, de mi padre, de mi familia. Con mi madre se mezcla una admiración muy grande a nivel profesional y personal. Es una luchadora y un ejemplo a seguir. La unión con mi madre a raíz de la muerte de mi padre fue muy grande. Tanto mi hermana como mi madre y yo nos hicimos una piña. Manuel Ramírez me decía que recordara a mi padre con emoción y no con pena. Unos años después el también murió.
¿Cuáles son sus referentes literarios?
Suelo leer mucho pero aquí me sentía como desahuciada porque no tenía acceso a mis libros. Siempre he leído mucha poesía de mujeres, pero en general he leído de todo. Ahora me he traído más libros y estoy comprando otros nuevos. Me encantan poetas como Alfonsina Storni, Gabriela Mistral y mis compañeras de Entreversadas (Miriam Palma, Carmen Ramos, Rocío Hernández Triano, Ana Isabel Alvea…) Muchos de los libros eran los que compré antes de venir aquí. Muero con los Machado, Federico García Lorca y Cernuda.
¿Por qué el libro tiene sólo dos citas?
El poemario lo marca la ausencia de referentes. Una cita pertenece a un poema de Olvido García Valdés y la otra, a otro de Braulio Ortiz Poole. Fui a la presentación del poemario «Cuarentena», de Braulio. Me llevé su libro a Edimburgo y me encantó leerlo durante tres meses por los temas que trataba. La cita era un poema que le dedicó a su padre y vi una conexión grande con él.