DOS POEMAS DE CARLOS ASENSIO (MALLORCA, 1986)
03/04/2019. Oculta Lit. Enlace al artículo.
Carlos Asensio (Mallorca, 1986) es licenciado en Sociología y Ciencias Políticas, además de experto en feminismo y en diversidad sexual. Ha publicado el poemario Dejar de ser (2017) y su poesía también ha aparecido en el libro colectivo Y lo demás es silencio, vol. II. (2016), además de en varias revistas y publicaciones literarias como Maremágnum, Triadæ Magazine, Ariadna–RC o La i Crítica. Uno de sus versos ha sido seleccionado para la campaña Versos al paso del Ayuntamiento de Madrid. Actualmente trabaja en el mundo editorial como experto en marketing digital, comunicación y redes sociales. En 2018 ha cofundado Circo de extravíos, un proyecto editorial que aúna sociología, poesía e ilustración y que lanzará su primer título en 2019. Carlos conduce una sección de entrevistas sobre feminismo en Diario16. También escribe para medios culturales y literarios como Oculta Lit, El Asombrario o Revista Poémame, además de en su propio blog.
Los siguientes poemas pertenecen a su libro Arder o quemar (Maclein y Parker, 2019).
LA FRAGUA
No, no fue tu boca de agua la que hizo perdurar aquel momento.
Apretaste con tus sucias manos la desgarbada línea de mi garganta, sofocando todo aire y toda risa.
¡Grité estúpido con más de mil voces distintas!
Violines de ceniza estallaron sobre el cielo y una lluvia de plomo empapó hasta mi sonrisa de arlequín.
Pero tú. Tú no aflojabas la presión.
Mis lágrimas ¡estúpidas!
mi boca ¡estúpida!
mi sangre ¡tan estúpida!
No hay linaje ni dinastía que en mí no converja. No hay delirio ni vanguardia que no me arrastre al paraíso.
Tan solo una furia harta de arder y quemar.
Tú desgarrando la carne de mi cuello egipcio. Yo soñando con la seda de tus pestañas acariciando salvajemente mi boca.
Bocanadas ansiosas de vaho y de semillas.
Un complejo sistema para empaquetar adioses permanentes.
Yo muriendo entre tus manos manchadas de lapislázuli y pizarra. Tú repitiendo setecientas veces: «¡Hasta que nos enamoremos!» con tu característica voz de musgo del sur.
Yo acuchillando al destino con un puñal oxidado y arrojándolo al pozo de tus ojos.
El mundo es una fragua donde Vulcano golpea para sobrevivir.
SOBREVOLAR LA AURORA
Pertenezco a ese tipo de personas que están hartas de sobrevolar la aurora. Soy como uno de esos seres sin luz que no pueden evitar ceder a la presión del aire sobre las alas.
En mitad de un frenético descenso puedo recoger lágrimas de cincuenta corazones y retomar el vuelo hacia los astros como si nada hubiera ocurrido.
Pero en mi fragua todos golpean con furia y Vulcano no le abre la puerta a nadie.
Amanezco en la pista de amerizaje con las pupilas extasiadas, y un frenesí de plumas y hojas me recoge con dureza y me transporta hasta los límites del cielo.
Casi parezco un príncipe de las nubes.
A veces siento como mis extremidades mutan a invertebradas formas. Y mi cerebro y alma se convierten en papel de lija que solo sirve para frotar el descontento.
Pertenezco a ese tipo de incorpóreas luces que guían el paso del peregrino en una noche de dudas.
Como un diablo de la apnea cuya sonrisa tan solo puede significar muerte.