22/11/2016. Reseñan Sancho. Enlace del artículo.
El título de Once Goles y la Vida Mientras describe como pocos el contenido de la obra. Se trata de «un equipo de fútbol» (11) de relatos donde, en cada uno, hay un gol que forma parte del contexto y una vida mientras, que es lo importante del cuento. Es decir que el fútbol atraviesa todas esas historias que el autor nos quiere narrar, pero sin que por ello se convierta en un libro de interés únicamente para aquellos a los que nos gusta este deporte. Por el contrario, se trata de un libro de relatos que trata temas más existenciales y por lo tanto de interés para todo tipo de lectores.
Dicho lo anterior, también cabe señalar que el haber elegido al fútbol como tema de fondo, no es una decisión libre de riesgo. El fútbol es un deporte tan popular que casi todos los lectores sienten –sentimos– que entienden del tema, y por lo tanto es tentador juzgar con especial rigor, la capacidad del narrador para transmitir la pasión que este genera. Más aún en este caso, ya que el autor escogió once goles que cualquier hincha de fútbol puede recordar con facilidad, ya que todos representan hitos de la historia de este deporte.
En definitiva, estos relatos tienen la particularidad de que, por un lado, le evocan al lector algo que ya conoce (el gol), y por otro lado, le presentan una historia nueva, ajena al deporte. Esto nos permite analizar por separado los dos elementos presentes en cada cuento: la historia de los personajes y la narración del gol.
En cuanto al primero, el autor logra introducir una buena historia en todos los relatos, con diversidad de personajes y tramas interesantes, con una narración amena que no plantea problemas para el seguimiento de la historia. Lo más atractivo de los relatos es que la situación de partida suele estar muy alejada del hecho deportivo en cuestión y esto genera cierta intriga por saber cómo se van a relacionar la una con el otro. Este es probablemente el punto más fuerte de cada cuento.
Pero lo que falla en general es la profundidad del conflicto y la complejidad de los personajes. En cuanto a los conflictos, la mayoría de los planteados son resueltos con atajos inverosímiles, como si el autor no quisiese involucrarse en el drama. Sobre los personajes, resulta poco auténtico la ausencia de un lado negativo en todos ellos. En general, todos son amables, correctos y casi ejemplares, sin importar si se trata de presos, veteranos de guerra, hermanos que no se relacionan desde hace años, borrachos o locos. Aún en situaciones extremas, el narrador siempre “salva” al personaje, justificando sus actos, explicando demasiado, como para que el lector se quede tranquilo, y evita hurgar en el lado oscuro que las situaciones planteadas deberían tener. La tensión así, se desinfla a cada rato.
El segundo elemento, la parte futbolística, puede resultarle muy informativa a los menos conocedores del tema, pero bastante decepcionante a los más futboleros, ya que los hechos que rodean al fútbol se describen de manera enciclopédica y la narración de los goles se asemeja más a una crónica de suplemento deportivo que a una prosa literaria y por lo tanto, poco aportan a lo que el lector recuerda.
El riesgo de hablarle al lector de temas que conoce bien, es el de no lograr transmitirle algo nuevo o algo conmovedor, dado que el lector ya tiene información racional y emocional sobre lo que está leyendo. Hago este inciso por el cuento El Dios de las Malvinas, tema que me toca muy de cerca en las dos caras del relato, el partido de fútbol y la guerra, por la inmensa cantidad de información que he consumido sobre ambas, y que este relato no logra hacerme traspasar la frontera de lo ya conocido, ya que cae en la mirada de alguien que lo intenta contar de manera lejana, sin sumergirse del todo en la parte bélica y sobre todo, sin componer un personaje realmente argentino –con desaciertos importantes como la manera de hablar o el referirse en tercera persona a la selección de fútbol de su país (estos detalles hacen saltar las alarmas al lector sobre la presencia de un narrador que no se ha metido en el personaje).
Finalmente, la repetición constante de la estructura, con el desarrollo de una trama que viene a resolverse con la irrupción de la narración del gol hacia el final, hace previsibles los desenlaces. Asimismo, la representación del gol configura un momento feliz en todos los casos, dándole al relato un tono algo naif incluso. El gol aparece para aliviar al personaje, aunque esto no siempre suponga un final feliz para su historia, sí lo representa sistemáticamente para el relato, lo cual le termina de imprimir a las historias un carácter de ingenuidad, una candidez que lo asemeja más a un cuento infantil.