22/11/2016. ReseñanSancho. Enlace del artículo.
Los relatos más interesantes de Leña suelen tener un objetivo común que es el de presentarnos a un personaje de manera profunda, mostrarnos sus estados de ánimo, pensamientos, sentimientos, motivaciones, carencias y todo lo que le permite al lector mirarse en el espejo de los protagonistas para quizás observarse a sí mismo. Esta intención, ya nos habla de un autor interesante que se atreve a meterse en la piel de personajes muy diversos intentando llevar al lector a cuestionarse lo más genuino de la existencia.
En estos casos, el autor es capaz de convertir un instante cualquiera, sin poner a sus personajes innecesariamente al límite, en una situación digna de contarse, llena de interés y profundidad, y de mostrarnos a través de ella a personajes atractivos sin caer en tópicos, a personas complejas sin que por ello sean excepcionales. Un autor capaz de hurgar en la mente a partir de lo cotidiano. Esto es, a mi juicio, su punto fuerte; una virtud que habla de un gran potencial artístico.
En algunos relatos, la mayoría, la tensión está notablemente conseguida y esos son los que dejan al lector satisfecho. En otros, la falta de un conflicto convincente hace que el relato esté jugado a otros recursos, como por ejemplo, un final sorpresivo o las observaciones del narrador de una situación particular, y es en éstos casos donde se hace difícil mantener el interés hasta el final.
Es destacable cómo el autor se arriesga con personajes y contextos bien diferentes, aunque según cada lector, el resultado puede parecer más o menos natural. Pero, sobre todo, destaco la toma de riesgos en cuanto a estructuras diversas para crear los relatos, en mi opinión con mucho acierto.
En conclusión, Leña me resultó un libro con algunos relatos de nota muy alta de un autor que tiene capacidad y recursos para construir, sobre todo, buenos personajes.