27/11/2016. Los libros de Dánae. Enlace del artículo.
Hoy os traigo al blog la primera de las reseñas que voy a publicar en el blog correspondientes a las obras que entran este año a concurso en la que es la Tercera Edición de los Premios Guillermo de Baskerville, que organiza la web literaria Libros Prohibidos y en el que tengo el enorme honor de ser jurado por tercera vez. En esta ocasión, formo parte del jurado de la categoría de relato, y para esta primera reseña os traigo Leña deJosé Pedro García Pareja, un conjunto de relatos cotidianos que, en ocasiones, llevan al lector a emocionarse por reconocerse en sus páginas o por tener que enfrentarse al horror de frente.
En Leña, el lector se enfrasca en la lectura de veinte relatos sobre la vida cotidiana desde una perspectiva que de cotidiana tiene poco. En algunos de los cuentos veremos que la vida se vive con intensidad mientras que en otros seremos testigos de que la vida se observa, se ve pasar a través de una ventana o se observa con nostalgia y se recuerda el pasado cuando se mira la pista de un circo. Una colección de pequeñas situaciones que se hacen grandes cuando nos paramos a observarlas.
José Pedro García Parejo nos lleva a vivir en Leña, junto a sus personajes, situaciones que, a priori, cada uno de nosotros podemos reconocer con facilidad y que en nuestro día a día nos pueden pasar casi inadvertidas, pero que, al tenerlas delante y verlas desde fuera nos damos cuenta de cuánto de excepcionales pueden contener a veces. En Clase de matemáticas, si os pasa como a mí me paso cuando comencé a leer el relato, juzgaréis el comportamiento de la protagonista según los prejuicios que la propia sociedad nos ha ido metiendo casi a fuego en la mente, no podréis evitar llegar al final con una idea preconcebida que el autor se encargará de desmontar como un castillo de naipes con un cambio inesperado y que os desmontará por completo. En Gran Circo Ruso asistimos a lo diferente que se ven las cosas desde la niñez y la vejez, a lo poco importante que son algunas cosas cuando uno es niño y lo terrible que es darse cuenta de ello cuando ya no hay vuelta atrás. El amable apilador nos cuenta, con una visión aséptica y neutral, uno de los más terribles episodios de la Historia.
Alternando el estilo directo con el indirecto en los diferentes relatos que encontramos en Leña pero utilizando en todos una prosa cuidada y adecuada a la situación que se desarrolla,Pedro García Parejo también cambia la voz narrativa puesencontramos tanto al narrador protagonista como al omnisciente, e incluso al narrador testigo en alguno de los cuentos. Cada una de las narraciones que nos brinda el autor están llenas de visibilidad, permiten a los lectores meternos de lleno en cada uno de ellas. Con unas buenas descripciones que se acompañan de unos diálogos bien resueltos, vamos a encontrar unas escenas vívidas que permiten que quienes nos entramos al otro lado de la página miremos a través de indiscretas ventanas para imaginar vidas ajenas como los protagonistas, veamos con nostalgia el pasado cuando asistimos a una función de circo o tengamos sentimientos encontrados frente a un joven amable que participa de una de las peores pesadillas por las que ha pasado la humanidad. Leña emociona en su conjunto, aunque ha habido relatos que me han llegado más que otros.
En cuanto a los personajes, al igual que me ha ocurrido con los relatos, unos personajes me ha llegado más que otros. Por ejemplo, me han resultado muy entrañables los personajes de El almuerzo y Gran Circo Ruso, ambos relatos protagonizados por ancianos y niños, y que nos muestran la gran relación que se establece entre abuelos y nietos. La niña que protagoniza Clase de matemáticas me despertó sentimientos encontrados, pues al principio no conseguía entender sus intenciones, el porqué de su comportamiento, hasta llegar al final del relato, donde Pedro García Parejo nos muestra cual es la realidad de esa niña fuera de las aulas, una realidad descarnada de la que querría huir pero no sabe cómo hacerlo. Resulta imposible para los lectores no emocionarse cuando al llegar al final de Vagón de cola se comprende todo el contenido de ese diálogo que mantienen dos amigos de toda la vida, que han compartido sus mejores y peores momentos y que ahora, en la vejez, ven pasar los trenes por delante de ellos, todavía juntos para olvidar que en su presente cada vez gana más terreno el olvido.
Con la lectura de Leña, Pedro García Parejo nos traslada a un mundo en el que lo cotidiano se hace grande, en el que las pequeñas cosas son las que importan, pues son esas cosas las que componen nuestras vidas, las que después se recuerdan con cariño o con tristeza; la rutina de una existencia que, en su conjunto no lo parece, pero que está llena de pequeños momentos excepcionales.